Del zen al shabby chic: El ABC de los estilos de decoración. Introducción histórica del estilo
El estilo lo es todo; es una expresión en la vestimenta, en la escritura, en la pintura, etc. Es un conjunto de características que juntas son definitorias. Digamos que cada elemento del que se compone el estilo es una letra, y que juntas forman la palabra que lo define.
Es por tanto, en decoración, un pilar importantísimo; es la esencia, la personalidad reflejada en la estancia, el origen, los intereses, las inquietudes, los recuerdos. Todo esto bajo ciertas pautas de composición, colores, formas, muebles de épocas o lugares cercanos y remotos, e incluso influenciados por una arquitectura determinada.
Normalmente el estilo está también vinculado a un contexto sociocultural del que mana la esencia principal. Como ejemplo ilustrativo, la ciudad india de Jodhpur es conocida como la ciudad azul debido a que en la antigüedad los brahamanes o sacerdotes así pintaban sus casas, y tanto se extendió esa costumbre dentro de la ciudad, que otras castas la imitaron debido a que ahuyentaba el calor y los mosquitos. Vemos la misma costumbre en Marruecos, o incluso una muy similar en nuestro país; casas pintadas completamente de blanco en ciudades de las Islas Canarias, o en Andalucía en donde se aplica cal para ahuyentar el calor.
Históricamente, el estilo se asoció a conjuntos y criterios estéticos, reflejo del gusto y la moda de lugares, tiempos y corrientes concretas. El estilo ha tenido cabida desde la vivienda primitiva, pasando por las clásicas Grecia y Roma, hasta en los castillos de los señores feudales medievales. El estilo adquiere una importancia total, especialmente en hogares de clase alta, que eran los que podían permitirse la adquisición y decoración de elementos y espacios al gusto, que suponía un gran coste por su característica artesana ya que todo estaba hecho a mano, e incluso por el exotismo de las piezas traídas de otras fronteras.
Aparte de la decoración de estancias o la arquitectura de sus interiores, son también definitorios de estilo los accesorios o detalles: mantelería, cubertería, vajilla, menaje etc. Esta influencia es clara en accesorios como la cristalería de Duralex, que vivió un boom increíble durante los años 60 y 70, o esas ollas esmaltadas de flores naranjas y rojas que todo el mundo recordará, y que seguramente muchas se hallen sepultadas en el fondo de armario de cocinas de madres y abuelas.
Es cierto que a medida que avanzaban las épocas, los estilos crecieron adaptándose a ellas; en la Inglaterra del XIX se notó un avance inmenso gracias a la colonización y sus influencias, no sólo culturales, sino también estéticas, traídas de países como la India. Pero es la revolución industrial la impulsora de un avance crucial, ya que la fabricación en serie se desarrolló enormemente facilitando y abaratando la producción de diferentes objetos, muebles y accesorios, agilizando así la comercialización masiva y la difusión de diferentes estilos.
Con el avance de los años, los estilos se han fusionado y reinterpretado; se crean nuevos y se entremezclan los unos con los otros, el eclecticismo es tendencia y permite mezclar estilos muy diferentes; la fusión, en decoración como en cocina, está de moda.
En un próximo post veremos un listado de los principales estilos que han estado y están en boga: clásico, zen, shabby o junk, pop, loft, etc.