Todo lo que tienes que saber sobre el color en la decoración de tu hogar
El color influye en la percepción de los espacios, transmite emociones y afecta al estado de ánimo. Por eso, es fundamental saber cómo usarlo en la decoración de interiores.
Lograr que una estancia parezca más grande, transmitir una sensación de paz y tranquilidad, o por el contrario, de vitalidad, o multiplicar la luz natural de una habitación. Estos son solo algunos ejemplos de lo que se puede conseguir con el uso adecuado del color en la decoración de interiores. Conocer más sobre él y saber cómo usarlo es clave para lograr la armonía y conseguir el estilo que se pretende.
Pero, empecemos desde el principio: Para explicar la teoría del color hay que viajar en el tiempo hasta el siglo XVII, cuando el físico Isaac Newton desarrolla el círculo cromático, inspirado por los efectos de un rayo de luz atravesando un prisma. Además del círculo cromático de Newton, existen otros modelos que se utilizan en distintos ámbitos para entender el color: el modelo aditivo o RGB, para monitores de PC y pantallas y el modelo sustractivo, CMYK, que se utiliza en la impresión de colores.
La formación de los colores
Según el modelo sustractivo, existen tres colores primarios: el rojo, el azul y el amarillo. El resto de colores se va obteniendo a partir de las mezclas: La combinación de dos de estos tres colores da como resultado los colores secundarios. Y los terciarios, surgen de la mezcla de un primario y un secundario. El resto de colores, son variaciones de los doce colores básicos, bien por combinaciones entre ellos o por su mezcla con el blanco o el negro.
Además, para la decoración, es muy importante conocer los colores neutros, que son aquellos que abarcan del blanco al negro, pasando por toda la escala de los grises. Entre los colores neutros, se incluyen todos aquellos colores con predominios de gris, los blancos crudos y las tonalidades de marrón, desde los colores crema hasta los más tostados.
¿Colores cálidos o colores fríos?
Los colores cálidos, aquellos formados principalmente por amarillos y rojos, tienen un efecto estimulante y provocan una sensación de cercanía. Son colores alegres y vitales. Por su parte, los colores fríos, producen una acción relajante y una impresión de reposo y calma.
Usarlos adecuadamente puede modificar la forma o el ambiente de una estancia. Por ejemplo: optar por unos colores cálidos y oscuros hará que una habitación muy grande parezca más pequeña, mientras que los colores fríos y tonos más claros nos ayudan a dar sensación de amplitud.
¿Cómo combinar los colores? La regla del 60-30-10
Una vez sabido todo lo anterior hay que descubrir ahora cómo combinar los colores. Una regla que es utilizada por muchos diseñadores de interiores y que nos ayudará a lograr el equilibrio es la llamada 60-30-10. Consiste en elegir tres colores para la decoración y usar uno de ellos en el 60% de la superficie (el color dominante), otro en el 30% (color secundario) y el último tan solo en el 10% (color de acento).
El color dominante puede ser utilizado en las paredes, y si estás no son excesivamente grandes, seguir usándolo para completar ese 60%: alfombras, cortinas o muebles grandes, como los sofás. En una decoración más tradicional y tranquila, este color dominante suele ser un color neutro.
Generalmente, los muebles son del color secundario, que a veces también se utiliza para los textiles de la estancia. Para que la sala quede a tu gusto, este color tienen que ser tu tono favorito, y a su vez, ha de complementarse con el color dominante.
El color de acento no es menos importante por el hecho de que solo se vea reflejado en un 10% de la estancia. Al contrario, puede tener un peso destacado en la decoración. Suele usarse en accesorios, como las almohadas, las pequeñas piezas decorativas o los cuadros y los colores llamativos desempeñan bien este rol. Y tiene una ventaja: se puede reemplazar fácilmente, así que, para escogerlo, no temas seguir las tendencias.